Sobrecogedor y etéreo, Guardian surge de un espacio insondable. Su presencia se insinúa primero en la penumbra antes de tomar forma gradualmente con trazos vaporosos. Contornos imprecisos perfilan una figura protectora, una entidad que cuida y vigila en silencio. Su mirada se pierde en la distancia, atenta a una realidad invisible. Todo en Guardián irradia calma y fuerza contenida. Su quietud es dinámica, cargada de un potencial latente. Sutiles empastes evocan dimensiones sutiles, energías primigenias que habitan el lienzo. La obra de la artista nos conecta con lo numinoso, con esa dimensión sagrada que subyace en la superficie. Guardián es un canto a lo eterno, a la presencia incorruptible que todo lo contempla. Un canto a la Fe, a la certeza de que no estamos solos en el Cosmos. Que hay guardianes invisibles que velan nuestro sueño y alimentan nuestro despertar. La obra nos recuerda nuestra naturaleza espiritual, nuestro vínculo indestructible con la Luz.
Reseñas
Aún no hay opiniones.